Y otra de series. Fariña y Mejores que nosotros: narcos gallegos y rusos futuristas

Otoño por fin, con fresquito, lluvia y buenas series, porque he seguido con este otro par, Fariña y Mejores que nosotros (Better than us) que también me han gustado bastante. Con dos añadidos: uno, que la primera me hacía falta para la novela -eterna a este paso- que llevo escribiendo hace mucho. Y ahora, para colmo, tendré que replantearla un poco. Y segundo, que sigo practicando mis priviets, jarashós, pashaltas y spasibas de la Madre Rusia, que también es escenario de otra de mis novelas.

Voy a darles un repaso sin más dilación.

  • Fariña

Basada en el libro de Nacho Carretero, de tanta polémica cuando se publicó, la tenía pendiente porque pasé de verla a las tantas cuando la pusieron en A3. Así que ahora que está en Netflix, la he ido viendo a mi ritmo recreándome en los momentos que he querido.

Vaya por delante que, en general, no soy de series españolas, pero Galicia y los gallegos son una de mis debilidades, y esta época particularmente escabrosa del narcotráfico en las Rías Bajas, sobre todo en la de Arosa (en Villagarcía, Cambados...), la tenía también un poco olvidada en los recuerdos reales. No la terriña, que la llevo visitando desde hace más de 20 años y me sigue enamorando. Ni la ría de Arosa, en la que anduve haciendo un curso de supervivencia en el mar donde lo pasé especialmente bien.

Así que esta serie me ha parecido magnífica. Por la calidad en su conjunto: ambientación, fotografía, guion, ritmo e interpretaciones de actores gallegos en su mayoría. Casi puede decirse que mejoran a sus originales y no caen ni en la caricatura ni en el remedo.


Puedo destacarlos a todos, desde Javier Rey (blandito para mis gustos masculinos particulares) que borda a Sito Miñanco, pasando por Carlos Blanco, un fabuloso Laureano Oubiña, o Antonio Durán «Morris», que impresiona de verdad con su Manuel Charlín, igual que Isabel Naveira como su hija Pilar o Eva Fernández como Esther Lago, la mujer de Oubiña. 

Pero me quedo con otra debilidad que es Tristán Ulloa. Qué le voy a hacer. Será porque es de mi clase, la del 70, y siempre me ha gustado. Y su retrato de Darío Castro, el íntegro, desencantado, atormentado y enfermo sargento de la Guardia Civil, es el prototipo de mis antihéroes preferidos. Esos que logran ver la luz al final del túnel cuando ya es demasiado tarde.

Así que lo dicho: recomendable al cien por cien.

  • Mejores que nosotros (Better than us) 

También en Netflix, esta vez nos vamos al Moscú de 2029. Un futuro muy muy cercano y de descripción nada descabellada en lo que han imaginado en esta serie rusa de excelente factura. Una sociedad con conexión infinita en dispositivos casi implantados físicamente, o por lo menos, visibles hasta en la piel o en holografías inmediatas en cualquier espacio. Con drones sobrevolando el cielo constantemente y, sobre todo, con robots especializados en cualquier trabajo o servicio que comparten «existencia» con sus usuarios humanos. Eso acarrea, claro está, las protestas de grupos, como los Liquidadores, que pretenden destruirlos por acaparar esos trabajos y sustituir a los «vivos».

Y ahí está Cronos, la típica todopoderosa corporación tecnológica que dirige un poco escrupuloso mandamás, malo malísimo de la función, y que fabrica los mejores robots. De forma poco clara, se hacen con un prototipo revolucionario, con forma femenina y llamado Arisa, que «piensa» por cuenta propia y... es capaz de matar si detecta una amenaza para sí mismo o para sus usuarios principales. Y esos usuarios resultan ser, sin proponérselo, un desastrado médico forense divorciado y sus dos hijos, un adolescente con ganas de comerse el mundo y sus líos, y una niña de seis años que es la primera que contacta con el robot. Porque Arisa hará cualquier cosa por ellos.


A partir de ahí 16 capítulos llenos de tensión por la búsqueda del robot por parte de Cronos, la huida de unos y otros, las alianzas, chantajes y tratos entre todos -familia, Liquidadores, Cronos y la Policía- para quedarse con él, utilizarlo para sus intereses y beneficios, y en última instancia para destruirlo ante la amenaza que supone. Pero no cuentan con que Arisa puede decidir por sí misma.

Muy entretenida, también plantea conflictos morales que no son nuevos en el género de la ciencia ficción, que también admito que no es mi preferido pero me atrae más que el fantástico. 

Y además tiene un reparto inmejorable, en especial por parte de los actores que interpretan a robots, que realmente lo parecen, como ese bellezón de actriz llamada Paulina Andreieva, la protagonista Arisa. O el prota, el forense Georgui Safronov. Kirill Kyaro, ese cruce entre el House de Hugh Laurie y sobre todo Tim Roth, esta vez se olvida de su superolfato de The Sniffer, pero -también quizás por su físico- sigue clavando a ese personaje desencantado y cansado del mundo al que le toca meterse en líos que nunca hubiera imaginado.

Para curiosos sobre el tema o frikis rusófilos como yo, que me la he visto en v. o. También recomendable de 10.

Comentarios

  1. Buenísima tres días pase viéndola jueves viernes y sábado ecuador

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