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Mostrando entradas de octubre, 2015

LA VENGANZA DEL SALCHICHÓN JUSTICIERO

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La siguiente serie de fotos ilustra mi larga trayectoria ya en el camino de la autodestrucción. El  demoledor informe de la OMS, junto con la redacción de tremebundos titulares en los medios de comunicación, me ha hecho temblar estos días y creo que estoy viendo pasar mi vida en imágenes ya que el final está próximo. Con mi padre, alrededor de 1972. Zampando JAMÓN. Las siguientes son más anteriores todavía y estoy con mi madre y mi tía Lola.   Esas sopitas de jamón que mi madre me iba dando aquel día resulta ahora que… Pobrecita mía, si lo hubiera sabido. Como también entiendo ahora que la frase que me decía mi abuela sobre "las patatas de la cueva" era una consigna para ocultar ese infame jamón -que efectivamente escondía en una cueva en su casa- y que antes habían salado en el baúl y dejado curar en la cámara del piso de arriba. Que los abuelos saben todo y ella debía de ser consciente del delito que estaba cometiendo. Los mil y un trapicheos para tirar adelante e

TUVE RAZÓN: QUÉ GRAN PELÍCULA LA PLAYA DE LOS AHOGADOS

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El pasado junio posteaba desde Vigo las primeras imágenes de lo que iba a ser la película del director Gerardo Herrero basada en el novelón de Domingo Villar, La playa de los ahogados. Anteayer la estuve viendo por fin y mis expectativas e ilusión de que fuera una honrosa versión se cumplieron al máximo. Me encantó como espectadora y lectora, aunque he de reconocer que a mí me ponen cualquier imagen de la ría de Vigo o cualquier rincón desde Tuy hasta Cariño y me va a gustar porque ya comenté mi gran devoción pola terra galega . Tráiler Y un Cómo se hizo de 15 minutos que merece la pena ver.    Vaya por delante que soy lo justo de cine español (qué le voy a hacer) y tiene que ser algo muy especial, como esta adaptación y de un género como el negro, que es mi preferido, o con actores que me gusten para que me lleven a la sala. Y aquí se cumplían las premisas: el guion también lo firmaba el escritor y se nota en la casi literalidad de algunos diálogos, y el repart

HARRY HOLE. Aquí, unos amigos.

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Jo Nesbø es un escritor noruego delgado y fibroso, media la cincuentena de marzos y tiene los ojos claros, fríos y tranquilos, y la cara triangular de gato rubio y esmirriado al que le gusta escalar rocas porque le tiene miedo a las alturas. En fin, un gesto de no dar un ruido, de si yo solamente pasaba por aquí. Pero también tiene cara de psicópata, de macarrilla inofensivo que esconde a un monstruo desalmado de mente diabólica y creadora de las mayores atrocidades.    Todos podemos imaginar barbaridades en algún momento porque la crueldad y hacer el mal los llevamos de serie, quienes leemos y amamos la novela negra lo sabemos hasta grados insospechados, aunque la realidad siempre supera la ficción. Pero este señor las imagina con un arte y maestría insuperables, las escribe y luego las publica con esa pinta de salmoncillo poca cosa pero en plan frase de mi paisano José Mota: “No te digo que me lo mejores, solo iguálamelo”. Y desde que era pequeñajo, como comentaba —con humor