20 años de dos discos especiales: Pilgrim, de Eric Clapton, y Van Halen III


Veinte años. Se dice pronto. Pero sí, han pasado. En la primavera de 1998 anduve tres meses navegando en un barco de crucero. Trabajé de azafata e hice las habituales travesías por el Mediterráneo, aunque las dos primeras fueron en el Atlántico tocando Lisboa y Casablanca. Después subimos a Barcelona (cuando todavía era Barcelona) y, desde allí, íbamos por las Baleares hasta Italia (Civitavecchia, Nápoles, Livorno) y luego regresábamos tras pasar por Niza. Lo más lejos que llegamos a tocar fue esa impresionante ciudad de La Valetta, en Malta.

Todas las experiencias de aquellos tres meses, que fueron de las que te marcan de por vida (y en particular el corazón), están escritas para la posteridad y para cuando me falle la memoria. Afortunadamente la memoria musical creo que es la que más permanece y esa también la tengo bastante en orden todavía. La música que puso la banda sonora a esos días fue la de Bryan Adams (su famoso Unplugged) o Richard Marx. Pero sobre todo fue la de estos dos discos que salieron precisamente aquel año: Pilgrim y Van Halen III. Ahí podéis escucharlos.

Así que tengo que hacerles un homenaje a sus dos protagonistas, dos de los más grandes guitarristas que han pisado y pisarán este mundo perro alguna vez. Son Eddie Van Halen, al que he tenido la inmensa suerte de haber visto en directo, y que aprendió del otro. Pero claro el otro es Eric Clapton, o sea, Dios con una guitarra, así que poco más se puede decir. Los dos con trayectorias legendarias y vidas demasiado vividas y de la peor manera, ambos con dramas personales, pero ¡qué vidas, qué talentos y qué legado dejarán! Así que mi admiración, devoción y adoración per saecula saeculorum.

Eddie Van Halen y Eric Clapton en los 80

Y ¿por qué estos discos son especiales?

Por el contexto emocional en el que me encontraba que contribuyeron a intensificar dos canciones en particular: Once, de Van Halen, y Broken hearted, de Eric Clapton. Dos de esas canciones que permanecerán ya siempre ligadas y reflejaron a la perfección ese estado. Desde entonces están en lo más arriba de las canciones que más pueden haberme removido el corazón y el alma en mi vida (y son unas cuantas de ellos y de todas en general).

Van Halen III - Van Halen

Empezaban nueva etapa en aquel 1998 y mediaban los 40. También habían pasado sus grandes momentos, sus pelotazos universales que los llevaron a lo más alto del rock en los 80. Discos como 1984, 5150 o OU812 no se superarán porque canciones como Jump, Dreams o When it's love son más que insuperables. 

Cambiaron de cantante después de tantos años con Sammy Hagar, mi preferido de los tres que han tenido. Fue Gary Cherone, el también excelente vocalista de Extreme, la banda de Boston que tanto éxito consiguió en los primeros 90 y a quienes también tuve la suerte de ver en directo en mi bautizo de grandes conciertos de rock.

Y una nueva etapa y cantante implican un sonido nuevo. Les salió un disco muy ecléctico, pero la esencia sigue ahí, más que nada porque la guitarra de Eddie Van Halen es única en su género. Y doy fe absoluta de que la energía que sobresale y transmite con una guitarra este músico nacido holandés con sangre indonesia y emigrado a la soleada California no tiene parangón en el rock más metalero, heavy o duro que se haya hecho y que se hará. En este disco incluso se atrevió a cantar en esta How many say I  donde también le salió la formación más clásica del piano que también toca.

Pero hay una frase de EVH que lo dice todo: «Nunca tomé una lección de guitarra en mi vida, solo de escuchar los discos de Eric Clapton». Y después de aprender esas cuatro cosillas creó el tapping y se convirtió en una leyenda del rock. Yo repetiré las veces que hagan falta que afortunadamente me llevaré grandes momentos al otro mundo, pero muy pocos como haber visto ese tapping y haber tenido enfrente y escuchado a poco más de diez metros a esa LEYENDA. 

Pilgrim - Eric Clapton

También habían pasado sus momentos más exitosos de los 80 con esos discos redondos de principio a fin que fueron August y Journeyman (que llevo repasando todo este verano). Ya estaba en los cincuenta y tres, pero desde luego seguía siendo Mano Lenta y por supuesto Dios tocando seis cuerdas en el mástil de una guitarra. También había renacido, o más bien proyectado ya sí que sí al resto del universo que (aún) no lo conocía después de aquel inmenso Unplugged de 1992 y su Tears in Heaven acústico.

Pero es que lo de Clapton es de otro planeta, que además canta con esa voz tan única y grave como su guitarra. Y aunque yo ya lo había escuchado en la radio, en plena adolescencia de hormonas disparadas por los Spandau Ballet y los Duran Duran, no estaba con la consciencia suficientemente lúcida. Cuando ya la tomé fue en una de las incontables colaboraciones con otro de mis monstruos eternos, el señor Phil Collins, en especial, en esa grandiosa I wish it would rain now. Entonces sí me llegó de pleno ese sonido tan absolutamente de Clapton, tan elegante y profundo, tan de meterse dentro cuando se convierte en acordes de blues.

Con Pilgrim ese sonido adquiere la madurez en toda su extensión. Por edad, por seguir matizando el dolor de la pérdida de un hijo y porque el final de siglo y milenio lo impone. Quizás por ello suena como suena Broken hearted o incluso está esa versión de Born in time, de Bob Dylan, que Clapton transforma en una maravilla. Aunque claro, cualquier versión de algo de Dylan se mejora mientras no la cante él con ese maullido de gato afónico. Sí, esto me retirará el saludo y la amistad de todos los fans de Dylan, pero en fin, esta noche seguiré durmiendo muy bien.

Así que...

... quiero animar a los profanos y nuevas generaciones a descubrir (y a los más puestos a redescubrir) a estos dos GRANDES con mayúsculas, no solo de la guitarra, sino de la música del último cuarto del siglo pasado. 

Hay muchos más guitarristas geniales (Steve Vai, Joe Satriani, Joe Perry, Phil Collen, Slash, Jimmy Page... y no sigo que no paro, y si me meto en el blues me eternizo), pero para mí ellos dos son los mejores en su género y estilo.

Eddie Van Halen y Eric Clapton en este año. Sí, los dioses también envejecen, pero serán inmortales cuando dejen su envoltura carnal.

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