VAN HALEN - VEINTE AÑOS

Veinte años que no son nada para este tipo de recuerdos, ya que parece que fue ayer aquel miércoles 14 de junio de 1995. Y es que hay muchas fechas que no se olvidan, sobre todo las que resultaron ser días perfectos, o porque sabes que van a ser perfectos. Ese miércoles lo fue. REDONDO.


VAN HALEN (1995)
Eddie Van Halen (guitarra y coros), Alex Van Halen (batería), 
Sammy Hagar (cantante), Michael Anthony (bajo y coros)

Tres chavales veinteañeros, Ángel, el Pingüi y mi hermano Charly, y moi a tres semanas del cuarto de siglo. Mi hermano y yo afortunados por tener a una tía estupenda y generosa que nos regaló las entradas y además vinieron dos buenos colegas para disfrutar a lo grande de la primera y única visita a España de los legendarios Van Halen, porque ya eran legendarios después de más de quince años de carrera. El día 13 estuvieron en Barcelona y ese 14 en la Villa y Corte, en el Palacio de los Deportes, con su Balance Tour, por su disco de principios de aquel año.




La cuestión es que todavía no había móviles, así que no había selfis ni estas modernidades de ahora, por lo que no existe documento gráfico de aquella tarde en el Hard Rock Café de la plaza de Colón calentando motores y luego subiendo por la calle Goya de paseo, ya con los nervios en el estómago, hasta la plaza de Felipe II. Pero igual fue un rato tan bueno como el del propio concierto.



En fin que, una vez allí, el ambiente ya era el clásico de los grandes conciertos, con el personal muy heterogéneo, de distintas generaciones y por supuesto, los heavies de solera, peluzones y pantalón pitillo, ya cuarentones como ellos. Pero todos bien avenidos en la causa común de disfrutar de un momento histórico y muy difícil de repetir, algo confirmado con los años.

Pillamos buen sitio cuando se abrieron las puertas, muy cerca del escenario, abajo, con el follón, la chusma y el desparrame, que para esos éramos jovencitos y había que estar en todo el lío. Pero el ambiente fue muy bueno y no hubo ninguna movida.

Los teloneros fueron unos desconocidos Lizard, a los que ni recuerdo, y los insignes Pretenders, con una Chrissy Hynde también en un momento ideal y que estuvieron muy bien. Pero allí el personal estaba a lo que estaba: a los GRANDES ENTRE GRANDES del panorama más rockero, metalero y guitarrero mundial. Y ellos no defraudaron. Quizá ya era después de su mejor momento en los ochenta, después de esa barbaridad de 1984 y la siguiente barbaridad con nuevo cantante que fue ese 5150. Discos absolutamente magníficos y difíciles de igualar o superar, donde se mezclaban perfectamente los sonidos de sintetizador tan propios de la época con el guitarreo único de ese MONSTRUO de las seis cuerdas que es Eddie Van Halen.



Eddie Van Halen en uno de los conciertos de aquella gira en Toronto. Aquí lo vimos exactamente así, con esa camiseta azul y los vaqueros rotos.

Pero para nosotros era el momento ideal porque estaban allí, daba igual si los discos eran mejores o no, si David Lee Roth nos podía gustar más que Sammy Hagar -yo siempre he sido más de Hagar- o el pobre Eddie anduviera muy jodidamente de una cadera, lo que se le notó en la parte final del concierto porque cojeaba. Dio exactamente igual. Fue un espectáculo de principio a fin, una pasada auténtica escuchar canciones, algunas himnos como Jump -el instante más perfecto y emocionante- o genialidades como When it's love, Dreams o Why can't this be love. Canciones que se te habían metido hasta en la médula, llenas de fuerza, porque si hay algo que caracteriza la música de Van Halen es la energía tan positiva que transmite y que tiene la virtud de ponerte siempre de buen ánimo. Si, además, ellos estuvieron simpatiquísimos al máximo y tocaron lo que todos queríamos escuchar, pues eso, que lo bordaron, y todos nos fuimos en ese estado de euforia, rebosante de endorfinas y felicidad suprema que solo se consigue en estos ratos tan únicos de olvidarse del mundo.

He visto buenos conciertos antes y después de aquel, muy emocionantes también y siempre de grandes bandas o cantantes. Seguramente veré algunos más -en unos días repito de otras leyendas y en noviembre espero a otros grandes contemporáneos-, pero sé que no habrá ninguno como el de Van Halen. Quizás por haber sido cuando más me apasionaban, quizás porque su música me sigue emocionando como muy poca de su género, o porque la sonrisa de Eddie Van Halen sigue siendo la misma -y afortunadamente dejó atrás muy malos años y pintas por el alcohol y el cáncer-. Pero el caso es que aquel concierto permanece en la cumbre y eso ya te lo llevas puesto en esta vida y en la otra.



Hoy, gracias a esta maravilla de internet, puedo rescatar material de entonces, como reseñas, la lista de canciones que tocaron o, lo mejor, conciertos grabados de aquella gira, como el que pongo -el primero de la gira, en Pensacola- por si alguien le quiere echar un vistazo a lo que vimos por aquí aunque no en tan gran escala.


Alguna cosilla de prensa:

  • LISTA DE CANCIONES

  1. (Michael Anthony)
  2. (Sammy Hagar song)
  3. (The Kinks cover)
  4. (Sammy Hagar song)
  5. Jump 

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