Ando hoy ya na terra galega como todos los años. La ría de Pontevedra es ya un hogar más, aparte de un paraíso que yo concentro en la preciosa playa de Portomaior, en Bueu. Ya se sabe, el roce y esa entonación gallega tan musical y dulzona hacen el cariño (y la caldeirada de rape, el pulpo a feira , el albariño, la empanada de zamburiñas y... paro que no acabo). T ambién paso por la ría de Vigo y su bahía y puente de Rande. Y de Vigo es el escritor Domingo Villar, autor de dos novelas de género negro que me apasionaron cuando las leí: Ojos de agua y La playa de los ahogados . Y una tercera, Cruces de piedra, que se está retrasando demasiado. Están protagonizadas por el inspector de policía Leo Caldas, reservado, serio, de pocas palabras, tranquilo, de vida personal algo atascada y marcada por la relación con su padre y la temprana muerte de su madre. Tiene un ayudante, Rafael Estévez, de Zaragoza, maño de pro, recio y directo, de prontos...