DE TONTERÍAS, AGUANTES, DUDAS O CERTEZAS... ME ESTARÉ HACIENDO MAYOR

De hecho, es lo que (afortunadamente) va pasando y una primera señal sea esta incómoda sensación de tener cada vez menos aguante para la tontería, pero debería ser al revés. De la mía propia, con consciencia o no de ella, soy absolutamente responsable y procuro combatirla. Si no sé algo, me callo o digo lo justo, aunque seguro que a veces meto la pata. Pero creo que mi umbral de aguante para tontería ajena cada día es más bajo. Y mira que me esfuerzo por ir a lo mío. Ya lo contaba un poco aquí. Ahora también se me alza la ceja o resoplo sin pudor por el enésimo empaquetamiento en el tren de vuelta del trabajo, o por cómo es posible que el tío delante en el cajero se eternice haciendo gestiones y yo tardo medio minuto con las mías. Lo mismo en la carnicería, pescadería y demás.

Luego hay otras razones. En mi repaso diario a la prensa digital matutina llego a esto: Prohibidos los "alumnos" y los "andaluces" en las escuelas de la Junta. Junta de Andalucía, nuevo plan educativo, igualdad de género. De nuevo, los plastas del lenguaje políticamente correcto ni leen ni aprenden por mucho tiempo que pase. Ya lo escribía el señor Pérez-Reverte en este artículo de HACE DIEZ AÑOS. ¡Por Dios! Diez años ya con este aburrimiento tan grande. ¿Y pienso que me está fallando la paciencia?

 Un inciso para recordar que ya no tenemos sexo, ahora somos entes de la especie arroba. Perdón, miento. Existen especímenes nacidos biológicamente masculinos que llevan entre las piernas un género de excelente calidad. El más reciente e ilustrativo ejemplo es el señor Michael Fassbender, cuyos cinco segundos de muestra COMPLETA en Shame como la santa de su madre lo echó al mundo son suficientes para que las definiciones de sexo y género se aprendan en todos sus matices y extensiones interpretables. Mr./Herr Fassbender, please/bitte, véngase un día por aquí a dar una charla (a ser posible gráfica) sobre el tema a ver si se entera de una vez esta panda que se coge el lenguaje con papel de fumar.

(Bendito sea el Altísimo Hacedor que inspira a los padres de criaturas como esta)

Ay... Me disperso... El caso es que volviendo al citado artículo, al día siguiente hay otro donde se matiza el tono de la propuesta como de recomendación y nunca imposición: "¿De verdad cuesta tanto decir niños y niñas?". Ya la pregunta anula cualquier tipo de respuesta medio normal, y ambos artículos muestran una vez más la idiotez y el ridículo alcanzados en este asunto de la igualdad más malentendida entre sexos. Sobre la igualdad en general ya lo escribió George Orwell en su Rebelión en la granja: "Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros".
 
Hace tiempo me prometí dejarme afectar lo justo por esta mi kriptonita lingüística, menos trascendente y dañina que las que lo son realmente, que los cuatro jinetes del Apocalipsis (aparte los salchichones justicieros) siguen cabalgando tranquilamente. La Ignorancia es el quinto porque los otros se pueden combatir si hubiera menos, sobre todo cuando se trata de educación, saber comunicarse y querer entenderse.
Por supuesto la ausencia de educación, capacidad de comunicación o entendimiento no impide que el mundo gire. Solo hay que vernos en este rincón planetario donde llevamos cuatro meses sin gobierno, comunicación o entendimiento y aquí seguimos, cada cual a lo suyo. Eso sí, a ver si podemos perder todavía más el tiempo haciendo piruetas con el lenguaje para tratar de igualarlo, cuando lo que hay que igualar es esa educación para todos, independientemente de la arroba de nuestros triángulos de las Bermudas.

Luego, claro, también lees esto: La lucha de una madre por no entregar a su hija a su maltratador. Y te acuerdas de la jueza (iluminado espécimen biológico femenino), del hijo de puta maltratador y de la incomprensible  ¿justicia? que permite una situación así.

Entonces, sí que se me dispara la más violenta de las intolerancias e indignaciones. Pero no tengo espíritu rebelde ni combativo, sí mala leche con un pronto muy descontrolado cuando lo dejo salir y la lengua bien sucia desde mis más tiernos gorgoritos. Pero por lo demás, el pecado capital que me condenará será la pereza y mi arma más agresiva solamente es la ironía más o menos acertada cuando escribo.
 
Así que ante noticias como la anterior o de conflictos de mayor o menor calado, barbarie humana en general  y polémicas lingüísticas absurdas en particular, lo poco que se me ocurre es echar algo de bilis por estas vías virtuales dándole a las teclitas. 

Por tanto, veamos: voy cumpliendo años (y que sean muchos más, que ya gasté una vida). Tal vez atravieso la crisis de mitad de los 40, pero los hay que tienen la de mitad de los 30 o la de los 50 y están más gilipollas que yo.
 
O precisamente la edad me capacita más para sacar la bilis o, mejor dicho, para advertir mejor los motivos que me la amargan. Podría poner la excusa barata de que a estas alturas de la película ya soy como soy y me importa todo una mierda, pero eso no es verdad. Por un lado, me importa sentirme confundida cuando no sé lo que pasa o lo que he podido hacer mal cuando ha sido sin consciencia. Y por otro lado, necesito lo justo alrededor para vivir con mi yo y mis circunstancias. Esta dualidad puede darse también porque soy Cáncer de manual, aunque no me reconozco el rencor, ni sentirlo ni padecerlo. 

Así que tengo las aspiraciones y amigos precisos para ir tirando, a ser posible, con la mayor tranquilidad. Y admito y asumo que tanto la edad como esas circunstancias van moldeando actitudes y formas de ver el panorama y al personal alrededor, que entra o sale de tu vida -por propia voluntad o suya- porque simplemente es así como funciona esto. A veces también te asoma la vena más canalla, como la que le presté a mi muy querido y malísimo Anthony Highmore que, en la carta a mi aún más querido y buenísimo James Lung, le escribía que la amistad "es un concepto sobrevalorado". Y su tono era para constatarle un hecho, no para joder más al pobre James. Quien ha leído la historia (paciencia, la están peinando...) lo sabe.
(C)Vicente Mateo Serra, ilustrador genial

Pero no, yo no soy de hacer o decir las cosas por joder, por lo menos si antes no me han jodido a mí. Cuando ha sido así los toques que he dado se han ceñido al contexto y las formas adecuadas a él. Y también he diferenciado y procurado que la familiaridad y confianza también se ciñan al contexto de esos asuntos de discrepancia o malinterpretación. ¿Que se  resuelven?, perfecto. ¿Que no?, pues también. Todo tiene la importancia que se le quiera dar.
 
La cuestión es que, siendo cangrejito de pensamiento bastante simple y con duro caparazón en la superficie, no creo que extrañe a nadie mi tendencia a la soledad y la ensoñación. Ya lo dice otro de mis más queridos personajes literarios. Y qué voy discutirle yo a ese ángel/demonio que es Harry Hole.

A lo mejor va a ser precisamente por la pereza y la comodidad de carácter que cada vez me retraigo más al tiempo que tolero menos -o lo justo- a mis semejantes. Ante esto más de uno está pensando ya  (atención: masculino genérico lingüístico, no opresor, machista ni otra ridiculez políticamente correcta) que me falta un buen viaje. Pero según está el patio últimamente me entusiasma poco coger un avión a ningún sitio. Y en cuanto al amor y al sexo también puedo aplicar la misma máxima de mi amigo Highmore. Además, será que no tengo ya bastante como mis solomillosbacalaos, y más animalitos machos que dan tan poco ruido como agradable tranquilidad (y a los que tampoco yo doy la brasa ni tienen que aguantarme).
(Más bendito sea el Supremo Creador por más hijos como estos de
SEXO masculino y GÉNERO divino)
 
Concluyendo, guapa, que vaya testamento...
 
Pido disculpas por si en estos últimos tiempos también ha apreciado mi tontería la gente que me tiene más cerca y me ve la cara de vez en cuando. Normalmente lo paso muy bien con mis amistades habituales. Se agradecen siempre esos cafelitos vespertinos y comidas de viernes, y lamento que por diversas circunstancias (cansancio, familia, pereza...) yo falle y se espacien. También me divierto con las virtuales, a quienes siempre me gusta encontrar, reencontrar o conocer por aficiones comunes. Pero si en alguna ocasión he discrepado en algo mostrando malas maneras tanto cara a cara como con las teclas, me he pasado de la raya o he molestado conscientemente o no, pues lo dicho, mis disculpas. Reitero que habrá sido sin mala intención ni ánimo de herir. Eso sí, tampoco se puede caer bien a todos o siempre.

Y con esto y un bizcocho quedo a la espera del cambio de humor o del  fin de la astenia primaveral (ni pensar quiero en el infierno de verano que vendrá). Que se me pase la tontería esta, vaya.

Marko, hijo, canta. A ver si las musas me vuelven a inspirar, que esa es otra. Pero por lo menos escucharte es  un verdadero placer.

 
Prometo que el próximo artículo será más liviano y distendido. Y gracias por leer este hasta aquí.

Comentarios

  1. Mariola, verdades como puños.
    Con la edad aprendes cosas como k las tonterias son solo tonterias, pero k a fuerza de oirlas y repetirlas se convierten en dogmas.
    También aprendes a elegir tu camino: revelarte contra la estupidez, -vano esfuerzo, pero k yo recomiendo aún sin recompensas- o segirla -politicamente más correcto, pero también más envilecedor-.
    Yo como ya estoy en los 50 y soy libra, prefiero un buen enfrentamiento cuerpo a cuerpo, k un coro de voces asintiendo a todo.
    K fácil es estar de acuerdo con la mayoría y k díficil disentir!

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    1. Gracias por tu comentario, Isabel. Estamos de acuerdo entonces. Lo de la corrección política lo llevo muy a mal, pero lo último que espero perder es el respeto o la educación. Te invito a que leas más articulos míos pero más animados ;-). Saludos al Mediterráneo :-).

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  2. Muy buena entrada Mariola. Y muy buenorro Fassbender.
    Desde luego, si la edad no te da el derecho a decir lo que sientes o piensas, ya no sé qué te lo puede dar. Tonterías las justitas y si no gusta lo que hay, pues a pasar página.

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    1. Gracias, Marisa. Sabía que tu Fassbender te iba a gustar. Desde luego las fotos que hay son de ESCÁNDALO, quería poner todas, ¡ja, ja, ja!
      Y en fin ya está todo dicho y bien dicho. Esto funciona así y ya está.

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  3. Qué sabia eres!!! Llega un momento en la vida que se tiene tanta mili que, con educación y respeto, se puede decir todo. Y en eso tu eres maestra.
    Lo que dice Melibea: tonterías las justas.
    Y feliz de ser tu amiga

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