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Volver a la feria

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  Llegan las Ferias y Fiestas de Santiago y Santa Ana en La Solana en otro año atípico y gris, aunque no tan malo como el anterior. Porque el tiempo pasa, sea del color que sea su fondo. Pero nos quedan las ferias que fueron, esas que siempre se nos cuelan en el recuerdo estos días. Así que ahí van los míos, que seguro que comparto no ya solo con mi generación solanera del medio siglo, sino con cualquiera.   De esa foto han transcurrido muchos años y se me aprecia bien el gesto de sorpresa e inquietud ante la situación. Creo que es mi primera feria, o así lo calcula mi padre, que es el del paquete de Ducados detrás de mí.       Son las ferias de la infancia y adolescencia las que se quedan más dentro, también las más especiales, tal vez porque remiten a ese tiempo donde siempre fuimos felices aunque entonces no lo supiéramos así. A los días eternos del verano se unían esos cuantos de diversión por las noches en los cacharritos o dando vueltas por los puest...

Pinceladas de palabras en el caluroso agosto

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Recortes del córtex cerebral a vuelapluma cuando hace demasiado calor un domingo por la mañana. El catre al lado de la cama grande. Su voz grave, con matices según los personajes. Quizás era por la mañana, al despertar, o por la noche para dormirme. Las siete cabritillas . Entonces era el más fuerte y el más sabio. ** El río corre pardo, como si tuviera polvo encima. No ha llovido. No llueve. Al río le sale humo con este bochorno. ** Se fue en agosto de vacaciones. Se tenía que ir. Igual que yo. Septiembre se me antojó lejos como la eternidad. Es lo que ocurre cuando se ama a los diecisiete años. ** Las sillas rojas y blancas. La pesada cortina naranja del escenario al fondo. El rincón al lado de la puerta. Oscuridad, frío y silencio en el enorme salón de actos. Tarde de viernes. «Reflexiona sobre lo que has hecho. Purga tus pecados». Luego las dos, de hinojos, pedimos perdón a Dios en la capilla. No sé si me oyó. No creo. Ya no me duele el recuerdo ni la mano abie...

"TODO ES REAL". STAR WARS, el despertar de la Fuerza.

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Esa es la frase que dice mi para siempre amado Han Solo aquí,  en uno de los primeros momentos de emoción y nostalgia de esta nueva película de La guerra de las galaxias - El despertar de la Fuerza.   Es su respuesta a la pregunta que le hacen sobre haber oído que la existencia de los caballeros jedis, de la Fuerza, era solo una leyenda. También está contestando a todos, a los fans y no fans, de antes, de ahora y de generaciones venideras; a críticos cinematográficos (engolados, intelectualoides o de entendimiento lógico y normal), a ignorantes o profanos, a criaturitas que lo ven por primera vez a él -un viejo y gastado contrabandista fanfarrón que, sin embargo, es un héroe eterno- y a ese gigante peludo y adorable de Chewbacca, el wookie más querido de todas las galaxias, que los ha embobado con su lengua de rugidos y su ballesta de disparos láser.    Han mira y responde a los jóvenes (y excelentes) protagonistas de una nueva generación qu...